lunes, 27 de julio de 2009

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO

"La Emperatriz y su jefe, que se llenan la boca hablando de los derechos humanos -sólo de los que murieron en uno de los frentes combatientes-, no tienen el menor reparo en condenar a muerte a sus compatriotas más humildes. Y lo hacen con una eficiencia mayor que si usaran balas", opinó el autor. Y agregó: "Javier González Fraga, en el programa 'A fuego lento', que conduce Clara Mariño por Canal 26, dijo que este 'modelo' crea ¡5.000 pobres por día!".
CIUDAD DE BUENOS AIRES. “Puesto que ya hemos alcanzado este grado de sinceridad, reconozcamos que en los últimos años del reinado de Nuestro Bienhechor los éxitos fueron cada vez menos y los problemas, cada vez más. Y a pesar de todos los intentos, los logros del Monarca no se multiplicaban. Y en el mundo de hoy ¿cómo ganar crédito sin ellos? Claro que queda la posibilidad de inventar, de sumar dos veces, de explicar, pero en este caso los alborotadores se alzan en seguida y lanzan sus calumnias; se ha creado tal clima de perfidia e indecencia que se da crédito a los elementos levantiscos antes que a las palabras pronunciadas desde el trono. Así que su Suprema Majestad prefería desplazarse al extranjero porque allí, tras pronunciar discursos, mediar en los conflictos, recomendar desarrollos, encaminar a los presidentes hermanos por la senda del bien y expresar sus inquietudes y preocupación por el destino de la humanidad, por una parte, se distanciaba de los problemas de su propio país y, por otra, ganaba una bendita compensación en forma de esplendor sublime y de los elogios llenos de buenos deseos de otros gobiernos y otras cortes” El párrafo que antecede, lamentablemente, no me pertenece; ha sido extraído de 'El Emperador', el magnífico relato con el cual Ryszard Kapuścińki describió la caída de Haile Selassie de Etiopía, el Rey de Reyes, el León de Judá, el Elegido de Dios, el Muy Altísimo Señor, Su Más Sublime Majestad. El libro en cuestión, cuya lectura recomiendo efusivamente a todos los argentinos actuales, relata la curiosa realidad bipolar que vivía el país hasta 1974, cuando el Negus, como se lo llamaba en el mundo, fue finalmente derrocado. Y esa recomendación se impone por la absurda y obscena riqueza que rodeaba al Emperador y a los funcionarios de la corte, a los cuales el monarca repartía prebendas y tierras y hombres, mientras que los súbditos de algunas de las provincias del Imperio morían de hambre por centenares. Los argentinos nos hemos endurecido de corazón; si bien es cierto que, ante un llamado a la solidaridad, la reacción individual es inmediata, no deja de ser espasmódica y, sobre todo, desorganizada. A la vez, asistimos en riguroso silencio al despilfarro oficial de los recursos públicos, aprovechados también para actividades privadas. En un país capaz de producir alimentos para 400 millones de personas y habitado sólo por un décimo de esa cantidad, tenemos pobreza, indigencia, hambre, mortalidad infantil, desnutrición, dengue y fiebre porcina. Carecemos, en los dispensarios, salas de primeros auxilios y hasta hospitales públicos de los más elementales insumos: amén de la decrepitud e insuficiencia de las instalaciones, faltan medicamentos, vendas, algodón, sábanas, productos anestésicos, instrumental quirúrgico, aparatología y, en general, todo aquello que hace a un eficiente y moderno cuidado de la salud. Hoy mueren, por desatención del Estado, miles de chicos, adultos y ancianos. Mueren de hambre y de frío, de enfermedades perfectamente curables y de endemias erradicables con mínimas inversiones. Para seguir con la línea argumental, debo señalar que esas cifras de mortalidad superan, en mucho, a los muertos y desaparecidos durante el Proceso Militar. Javier González Fraga, en el programa 'A fuego lento', que conduce Clara Mariño por Canal 26, dijo que este “modelo” crea ¡5.000 pobres por día!, y se preguntó si era justo o moral que el esquema vigente se mantuviera por dos años y medio más. La Emperatriz y su jefe, que se llenan la boca hablando de los derechos humanos -sólo de los que murieron en uno de los frentes combatientes-, no tienen el menor reparo en condenar a muerte a sus compatriotas más humildes. Y lo hacen con una eficiencia mayor que si usaran balas. Si sólo destinaran a estos menesteres las enormes sumas que gasta doña Cristina en trasladarse, a todo lujo, al exterior, cuando podría hacerlo como la gente normal, como sus colegas Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Fernando Lugo, Alan García o Rafael Correa, otro sería el panorama. Baste pensar que cada viaje de la Emperatriz a Europa o a Estados Unidos nos cuesta a todos un millón de dólares, entre alquiler de aviones, suites de hotel fantásticas, comidas y hasta desmedidas propinas. El viernes pasado trascendió un video [1] en el cual el Presidente de Ecuador comenta, riéndose a gritos, el lujo del Tango 01 que, sin embargo, la Emperatriz no lo usa demasiado a menudo por considerarlo inseguro. Carezco también de las cifras invertidas, semanalmente, en los traslados de la familia imperial a El Calafate, con su enorme movimiento de aviones, helicópteros, automóviles y nubes de custodios de la seguridad del clan y de sus funcionarios y cómplices, pero no dudo acerca de su magnitud relativa, pero basta recordar que nunca viajan en el mismo avión por seguridad. Asimismo, sería distinto el escenario si se destinaran a esas erogaciones las ingentes sumas que el Gobierno gasta, todos los días, en publicidad para mentirnos acerca de los actos oficiales y de los proyectos faraónicos nunca encarados. ¿Cuántos problemas podrían encontrar solución si se les destinara un presupuesto de US$30 millones? Esos dos ejemplos bastarían para que cualquiera de los damnificados directos por estos inicuos procederes llevaran a doña Cristina y a don Néstor a los estrados tribunalicios, acusándolos de abandono de persona y de genocidio, con el grado de “lesa humanidad” al cual son tan afectos, puesto que se cometen desde el Estado contra un sector perfectamente definido de la sociedad. Y la responsabilidad, más allá de la última del Estado mismo, recae en los funcionarios a título personal, es decir, en aquellos que, como individuos, deben cumplir con los deberes a su cargo, comenzando por doña Cristina. Si algún día pudiera calcularse a cuánto llegan los montos involucrados en la corrupción –sobreprecios de obras públicas, retornos en los subsidios, discriminación impositiva a favor del juego, negociados de todo tipo, compras de todo lo imaginable- que Argentina paga todos los días, tengo la más absoluta seguridad que bastaría y sobraría para mejorar, en mucho, la alimentación y la atención de la salud de los sectores más excluidos de nuestra sociedad. Resulta notable, e indignante, que en la agenda del falso diálogo al cual la Presidente ha convocado figure en primer término una reforma política importante, sí, pero que sólo será utilizada –si prospera- dentro de dos años y medio, mientras se ignora la catástrofe social que está sufriendo hoy mismo nuestro pueblo. Y, como digo, los responsables son ambos, doña Cristina y su mandante, puesto que, al decir de ellos mismos, este fabuloso y exitoso “modelo de inclusión” comenzó en 2003. Hoy, más que nunca, lamento que Kapuścińki haya desaparecido, pues hubiera sido el periodista ideal para contar al mundo acerca de don Néstor y de doña Cristina, de los Ulloa, de los Jaime, de los De Vido, de los Báez, de los Cristóbal López, de los Eskenazi, de los Uberti, de los intendentes Méndez, de los Mercado y de todos los integrantes de esta banda ante la cual, no tengo dudas, Alí Babá hubiera muerto de envidia.

sábado, 11 de julio de 2009

IGNACIO FIDANZA

Néstor Kirchner entre sus varios defectos, tiene un talento político: lograr que la sociedad termine discutiendo lo que a él le interesa instalar y no los problemas de fondo que sufre su administración. En las recientes elecciones redujo una elección nacional –en la que perdía ampliamente-, al debate si ganaba o perdía la provincia de Buenos Aires. Ahora, está inoculando en los medios y a través de ellos en la sociedad, otro debate igual de insustancial: si Guillermo Moreno se va o se queda en el gobierno. Y aún gente informada como líderes de la UIA, la Mesa de Enlace o distintos referentes en materia económica, parecen haber pisado ese palito.Cuando lo cierto es que esa modificación del elenco gubernamental, es de una nimiedad conmovedora frente a la fenomenal crisis de caja que vive la administración nacional y que por estas horas tiene en estado de zozobra al mercado.Un importante ejecutivo de un banco alertó a La Política Online sobre los verdaderos motivos que se sospechan detrás del curioso “asueto sanitario” que la presidenta Cristina Kirchner le dio al personal estatal para este viernes; y que un tanto inexplicablemente causó la inmediata adhesión de los bancarios.“¿De verdad piensan que a los Kirchner les preocupa la salud de los argentinos? Esto es un feriado cambiario disfrazado”, señaló la fuente. La medida de extremo corto plazo revela la gravedad de la situación real de la economía, que lleva al gobierno a manejarse en plazos de horas. De hecho no parece casual que hayan sumado este asueto al feriado, empalmando con el fin de semana. Ganaron así, cuatro días vitales para pensar una salida a la crisis. Es que el mismo miércoles, cuando juraron los nuevos ministros se derrumbaron los bonos y la bolsa. El obligado impasse en la plaza financiera, conjuró por algunos días, el riesgo de un castigo similar a un ministro recién elegido.Pero no sería la única razón. Tan grave es la situación fiscal de la Nación –y todas las provincias, incluida la Ciudad de Buenos Aires-, que según explicó a La Política Online un funcionario del área económica: “La gente no tiene ni idea el alivio que es un día con la Tesorería cerrada. Son 24 horas sin emitir pagos, y sin enfrentar el infierno diario de los proveedores y contratistas que quieren cobrar”.Sin embargo, desde el kirchnerismo reconocen la crisis de caja existe, pero de ninguna manera tiene la perentoriedad que traslucen los medios y algunos economistas.Bono patriótico y no tantoEn este marco volvieron a correr fuerte en el mercado las versiones de distintas opciones desesperadas del kirchnerismo para hacerse con fondos. Se menciona un bono patriótico más o menos compulsivo, al estilo de los que imponía Domingo Cavallo a bancos y entidades con recursos. Hasta la locura de canjearle al Banco Central los encajes obligatorios de los bancos por una obligación.Es bueno recordar que esos encajes no son propiedad del Central, sino de los ahorristas que los depositaron en los bancos; y el Central los inmoviliza para preservar en alguna medida esos fondos de la especulación bancaria. Se puede entender como una garantía mínima a favor del ahorrista. Sin embargo, habría no habría que temer aquí por los depósitos, ya que a diferencia de los años de la Convertibilidad, esos fondos está pesificados y el Central tiene la fábrica de pesos. Es decir que –simplificando brutalmente- si la institución que preside Martín Redrado eventualmente acepta reemplazarlos por un bono, y algún banco el día de mañana necesita esos fondos, siempre estará el recurso -si el Gobierno no tiene la plata para levantar la obligación- de emitir pesos. Claro, que el efecto de darle a la “maquinita” es conocido: inflación.Seguramente se trate de versiones infundadas, pero lo grave es que tengan entidad. Y lo hacen en algún punto la captura de los encajes o la suscripción de un “bono patriótico” daría recursos a un Estado asfixiado, sin la necesidad de devaluar. Por un rato. Pero se sabe, que en el kirchnerismo el día a día es el único dogma inalterable.
La caída de los ingresos brutosEn la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias, un indicador central de la actividad económica está revelando la crítica situación que viven y que se agravaría el mes próximo. Se trata de la acentuada caída de la recaudación por ingresos brutos.Descenso que revela un enfriamiento de la economía y que según confirmaron fuentes del gobierno porteño: "el mes que viene se va a agrvar por el impacto en la actividad de la gripe A".Es clave en este marco el rol de Redrado, única garantía más o menos visible de racionalidad económica que queda en pie. El presidente del Central viene surfeando con gran habilidad entre las demandas del kirchnerismo y la necesidad de mantener un programa monetario que al menos conserve la apariencia de la consistencia. Apostaba a ser “el” ministro de Economía salvador después de las elecciones, respaldado por gobernadores y factores de poder locales e internacionales. Y una vez más, Kirchner lo dejó con las ganas.Ahora habrá que ver qué sucede si finalmente el kirchnerismo avanza con alguna de las medidas desesperadas que está maquinando y que deberían convalidar desde el Central. Por las dudas, sus allegados tienen avanzada una salida de lujo: podría ser el próximo rector de la Universidad de Ciencias Económicas de la UCA, donde ya ocupan cargos de relevancia gente de su entorno más cercano.Un Boudou para el ajusteNo parece casual que Néstor Kirchner haya elegido un ministro de Economía de raíz liberal, educado en el CEMA de Roque Fernández, para la etapa que se inicia. Sin fondos a la vista y descartada –por ahora- un "Rodrigazo" devaluatorio, lo que se ve es el principio de un ajuste.Por distintas vías, que al parecer mezclarán inflación y recesión . Por ejemplo, el flamante secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, ya anunció una reducción de los subsidios al sector, lo que derivará en suba de tarifas. Lo mismo está sucediendo en otros sectores sometidos a la regulación, como la energía. Por otro lado, ya sea vía un bono patriótico o algún impuesto a la renta financiera, lo que se está haciendo es secar la plaza de dinero y encarecer el crédito. La tontería de festejar el impuesto a la renta financiera oculta que este tributo los bancos lo cargarán a la tasa que volverá el crédito aún más inaccesible. O sea, no habrá financiamiento para la producción. O sea, una medida de ajuste recesivo.Y así se podría continuar citando ejemplos del giro que está realizando la política económica de Kirchner, con sus tiempos y contradicciones. Lo cierto es que más allá de los matices y las eventuales cortinas de humo, el gobierno sigue sin encontrarle la vuelta a un problema que ya está arrastrando a toda la economía nacional: el enorme agujero que dejó en las cuentas fiscales la disparada del gasto público que se realizó en el primer semestre, para ganar unas elecciones que por esas injusticias de la vida, igual se perdieron.

ROSENDO FRAGA

CIUDAD DE BUENOS AIRES (NuevaMayoría). La derrota -sumada a la perdida del control del Congreso y la renuncia de Kirchner a la Presidencia del PJ- hacen posible una crisis de gobernabilidad en los dos años y medio de gobierno que restan. El de Cristina es el sexto período presidencial desde el restablecimiento de la democracia en 1983. La pre-presidencial -la elección que se realiza previa a la presidencial- siempre ha tenido alto impacto político. En las cinco realizadas hasta el 28 de junio, siempre quien fue derrotado perdió la presidencial siguiente, y quien triunfó, la ganó. De acuerdo a ello, está claro que el kirchnerismo difícilmente pueda recomponerse para ganar en 2011. Pero esta vez, a diferencia de los cinco casos anteriores, no está claro quien ganará por la división de la oposición. En los dos casos que el oficialismo ganó (Menem 1993 y Kirchner 2005), las consecuencias fueron importantes: en la primera el Presidente consiguió su reelección mediante el pacto de Olivos, y en la segunda pudo tomar el control del PJ al derrotar a Duhalde. En los tres casos de derrotas anteriores, en dos se perdió la gobernabilidad (Alfonsín en 1987 y De la Rúa en 2001), pero en una se mantuvo (Menem en 1997). A favor de evitar ahora una crisis de gobernabilidad, cabe señalar que cuando se logró, el peronismo estaba en el poder. Pero también es cierto que las dos veces que el Ejecutivo perdió el control del Congreso, como sucedió con Alfonsín entre 1987 y 1989 y De la Rúa entre 1999 y 2001, hubo crisis de gobernabilidad. La elección ha dejado planteada una crisis dentro del peronismo, del cual Kirchner ha decidido alejarse. Su renuncia a la Presidencia del PJ el mismo lunes 29 fue para evitar que Reutemann -quien queda ubicado como el presidenciable con más posibilidades en el peronismo- la reclamara públicamente con apoyo de los gobernadores. Ese mismo día comenzaron a alejarse los primeros legisladores de los bloques del oficialismo; al día siguiente, el ex gobernador de Santa Fe sostuvo que Scioli no debía permanecer a cargo del peronismo; Francisco de Narváez dijo que Hugo Moyano, quien sigue en la conducción partidaria, también tenía que irse, diciendo que Kirchner podría ir preso; el gobernador de Chubut (Das Neves) sostuvo que el kirchnerismo está terminado, tras reunirse con Scioli; aun un gobernador kirchnerista ganador, como Capitanich, dijo que Cristina debía reunirse con los gobernadores; en la CGT, dirigentes que apoyaron a Narváez -como Venegas- comenzaron a pedir la renuncia de Moyano, mientras que éste endureció el reclamo salarial de su gremio; por fuera del peronismo, el Vicepresidente Julio Cobos -que por ahora queda como el presidenciable en mejor posición fuera del peronismo- reclamó un cambio de gabinete. Es claro que la crisis dentro del PJ ya ha estallado. A su vez, el matrimonio Kirchner desconoce la derrota y elige radicalizarse, girando hacia Chávez y no hacia Lula. El mismo 29 de junio, Kirchner en conferencia de prensa minimiza la derrota, planteándola como un empate y horas después su esposa afirma que el kirchnerismo se ha impuesto en todo el país, agregando que en Calafate ganó con el 60%, sin mencionar que en realidad fue con el 57% y con 45% de ausentismo. Ella defendió el INDEC y dijo que no cambiaría el gabinete y así fue. La ministra de Salud había renunciado horas antes y el Gobierno lo aceptó para reforzar su alianza con Moyano, que la cuestionaba. En las horas sucesivas fueron rechazadas las renuncias del ministro de Planificación e Infraestructura (De Vido), el de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos (Aníbal Fernández) y el secretario de Comercio (Moreno), entre otros. Al hoy ex secretario de Transporte (Jaime) también le fue rechazada, pero él decidió alejarse, buscando eludir en los próximos días las 16 causas por corrupción que lo afectan, en momentos que la justicia da señales de independencia por la pérdida de poder del Gobierno y la oposición reclama la modificación en el Consejo de la Magistratura. Cristina dijo que quería a Pino Solanas de aliado -lo que éste rechazó- y no a Reutemann o Narváez; Kirchner hizo su primera aparición pública en una asamblea de Carta Abierta, un grupo de intelectuales de izquierda que apoya al kirchnerismo; el próximo 26 de julio presidirá una asamblea de los movimientos sociales (piqueteros y organizaciones de derechos humanos) que lo siguen apoyado, convocado entre otros por Luis D'Elía, y Cristina viajó a Centro-América junto con Correa y Lugo para participar del fracasado retorno de Zelaya a Honduras. Pero la oposición todavía no percibe que para la población la Gripe A ha pasado a estar antes que las elecciones y que este problema puede provocar una crisis de gobierno. El lunes se publicaba que los infectados eran 1587 y los muertos 26. Si bien no era la cifra de infectados y de muertes mayor del mundo, sí era la mortalidad más alta por infectado. Pero dos días después, el nuevo ministro de Salud (Manzur), sostuvo que los infectados habían pasado a ser 100.000, con lo cual la Argentina tenía más que todo el resto del mundo junto. Fue reprendido por la Presidente y los infectados bajaron a 2409, cuando los muertos alcanzan a 60. Es decir que en la semana posterior a la elección, los muertos e infectados se han multiplicado prácticamente por dos. El gobierno nacional toma algunas decisiones y los gobiernos provinciales y los municipios las que creen convenientes, pero sin una conducción nacional para enfrentar el problema (cuya gravedad es hoy incierta dada su evolución en los últimos días). Cristina en Centro-América, si bien quiso eludir la derrota, no advirtió que su ausencia al agravarse la Gripe A acentúa la imagen de que ella no gobierna.

lunes, 6 de julio de 2009

NO me digas que no te dige

Consultados por Hoy, los especialistas coinciden en apuntar que el momento del país es propicio para ahorrar dinero en moneda extranjera. "La tendencia es al posicionamiento en divisas", aseguran

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Se sabe que en tiempos de crisis no existen fórmulas mágicas para gambetear la escasa circulación de moneda. Sin embargo, los especialistas en economía pueden brindar algunos consejos sobre cómo puede comportarse el ciudadano medio para resguardar y quizás hasta acrecentar sus ahorros. El panorama económico, según vislumbran los especialistas, continúa profundizando la recesión. “Este es un año en que la economía está en retracción, con una caída de entre 2 y 3% respecto de 2008”, apuntó el economista de la CTA, Claudio Lozano, en diálogo con Hoy.
En tanto, Marcelo Lascano, economista del Grupo Fenix, avizoró que el panorama negativo aún tiene posibilidades de recuperación: “Si las expectativas pesimistas se modifican, y se pone fin a la querella política inútil, la economía puede repuntar, reafianzando la confianza”.Por su parte, Aldo Ferrer puntualizó en su análisis sobre la economía nacional que “sigue ordenada, con problemas pendientes -como evitar la fuga de capitales- pero sin riesgos de desplomarse”. Según Ferrer, el momento es propicio para que el ciudadano medio se vuelque a realizar inversiones en pesos, por ejemplo en títulos públicos, y sobre todo para comprar dólares, preferentemente de bancos argentinos. “Si bien el comportamiento del dólar y el euro en Argentina estará sujeto a definiciones según las políticas que implemente el Banco Central, la economía seguirá con un nivel de actividad modesto, sin cataclismos”, aseguró.
Desde el punto de vista de Claudio Lozano, durante este año seguiremos siendo espectadores de un “agravamiento del cuadro social, la reducción en la disponibilidad de recursos públicos, con una baja en la recaudación, y un estado nacional con dificultades financieras muy serias y las provincias ajustadas y deficitarias”.
En este panorama, la presión cambiaría “aumentará por la posibilidad de devaluación, y el dólar y el euro tenderán a subir” (y el peso a devaluarse respecto de las dos monedas). Por eso, Lozano aconseja que “si el sistema financiero y cambiario se mantiene tal cual está en esta coyuntura, la tendencia es al posicionamiento de divisas”, aunque advirtió por fuera de su sugerencia, si él fuera parte del Estado lo impediría “por la tendencia a la devaluación que eso conllevará”.
Lascano, por último, fue categórico con respecto a las monedas de cambio: “El euro es una anarquía porque es la moneda común de 16 de los 27 países europeos, por lo cual se pueden desbarrancar en cualquier momento”, mientras que “no hay ninguna moneda por ahora que pueda competir con el dólar, el 75% de las reservas del mundo están en dólares”.
En síntesis, “sigue siendo la moneda preferencial de la gente, y la de más estabilidad”. Ahorrando y aguardando la evolución de medidas mundiales y nacionales en contra de la crisis, no toda debacle es caída, y la economía, según los especialistas, aún está a tiempo de recuperarse. “Son necesarias buenas señales políticas, dejar de lado las provocaciones, revisar los presupuestos estatales, arreglar la situación con el campo y las demás fuerzas políticas de la Argentina y se puede superar la tormenta, subiendo el espíritu del inversor medio argentino”, soltó como reflexión final Lascano.
Costumbre argentina
La vieja manía argentina de dolarizar los ahorros está resultando bien palpable este año. No sólo el atesoramiento de billetes verdes tiene como destino el exterior (conocido como “fuga de capitales”), sino que incluso el fenómeno se produce dentro del mismo sistema financiero argentino. Mientras que los depósitos en dólares crecen 17,5% en 2009 (récord post convertibilidad), las colocaciones en pesos del sector privado están totalmente estancadas.
Es más, si se toma la variación de los últimos 12 meses, se encuentra que los depósitos en divisas crecen 31% contra una merma del 0,7% para los de pesos. El parate de estos últimos está relacionado con el crecimiento de los primeros, ya que no hay fondos nuevos que ingresen al sistema para hacer colocaciones en dólares, sino que son los “viejos” clientes en pesos que se pasan a moneda dura. Tanto los consultores privados como el Banco Central destacan que, al menos, esto es un dato positivo porque el ahorro queda “fronteras adentro”.
diario Hoy

Banco Provincia

Banco Provincia restringe su horario
Las autoridades del Banco Provincia recordaron que pueden utilizarse las herramientas informáticas y tecnológicas para realizar diferentes transacciones bancarias, sin la necesidad de concurrir a las sucursales.
“La utilización del servicio Home Banking a través de Internet (www.bancoprovincia.com.ar) es uno de los mecanismos más ágiles y cómodos para realizar todo tipo de transacciones, tales como consultas de saldos y movimientos, transferencias a cuentas, recarga de celulares, pago de impuestos y servicios”, señaló la entidad en un comunicado.También se podrán realizar gestiones a través del Centro de Contactos Telefónicos del Banco Provincia, al 0810-22-BAPRO (22776), con atención personalizada de lunes a viernes de 8 a 20 hs., y con autoservicio las 24 hs., todos los días. Previamente, requiera su Clave Telefónica en cualquier cajero automático de la Red Link.
diariohoy.net

EUGENIO PAILLET

Tarde, pero seguro, Cristina Fernández está decidida a borrar la percepción colectiva del "doble comando" entre ella y Néstor Kirchner para conducir los destinos del país que la martirizó durante lo que lleva de gestión en la Casa Rosada.
Un importante ministro del gabinete nacional aseguró que, más allá de los gestos de autismo y soberbia que mostró la presidenta apenas después de la dura derrota del oficialismo en las elecciones del 28 de junio, las horas que siguieron dieron paso a un tipo de análisis un poco más realista, siempre puertas adentro de sus despachos. Y la primera conclusión, todavía en ciernes, de esas tribulaciones, es que se impone una suerte de "transferencia del poder" del ex presidente a su esposa, o un forzamiento de la situación por parte de ella, a expensas de los deseos de su esposo.
"Acá hubo gestos que no se podían soslayar, porque a todos nos corre sangre por las venas, pero, una vez pasado el tiempo habrá (que hacer) la necesaria catarsis y se corregirá lo que haya que corregir", dijo ese ministro, que tiene su continuidad asegurada. Por gestos, se refería a las presentaciones casi desafiantes de Kirchner y de Cristina, la madrugada de la derrota y durante la conferencia de prensa de la mandataria en la Casa Rosada, que provocaron perplejidad en la oposición y los observadores imparciales, y más de un reproche o enojo en las filas del propio gobierno.
Ese posicionamiento de Cristina Fernández, destinado a dotar finalmente de autonomía a su presidencia, no habría sido un tránsito fácil entre aquellas primeras horas posteriores al 28 de junio y el resto de la semana que termina, que fue calificada, por un confidente del poder, como la peor desde que los Kirchner desembarcaron en la Casa Rosada, en 2003. "La vivieron peor que la semana de la pelea con el campo, cuando Néstor amenazó con hacer las valijas", reconfirmó un hombre del entorno.
También se desgrana, en la más absoluta intimidad de algunos despachos, el reconocimiento de que no habrá gobernabilidad que defender si no hay un cambio profundo de métodos, actitudes y hasta de nombres. Al margen de que es un dato de la realidad, a estas alturas, que la presidenta tiene por misión excluyente gobernar hasta diciembre de 2011 y concluir en ese momento con la fuerte presunción de fin de ciclo para el largo reinado del kirchnerismo, que parece inexorable.
Se habla, entre susurros, de fuertes discusiones en Olivos, de reproches, en su mayoría decididos a poner de manifiesto un escenario que muchos en el oficialismo veían desde hace bastante tiempo, pero que nadie se animaba a plantear cara a cara ante el matrimonio gobernante. Hablan de la percepción casi sin fisuras, por estas horas, en los principales despachos del poder, de que la debacle electoral del 28 de junio sobrevino, antes que nada, por aquel estilo destemplado y guerreador, plagado de falsas denuncias, chicanas y malos presagios para la sociedad si osaba no votar las listas oficiales, que impuso Kirchner a la campaña.
Para esos analistas del poder, el perfil del voto del domingo último fue de claro castigo a Kirchner y a su lamentable modo de hacer política. "No percibimos un voto contra el gobierno o contra la gestión, pero sí hacia una forma de hacer las cosas que la sociedad terminó por castigar", se escucha.
Los escasos funcionarios que han podido ver esta semana a Kirchner lo describen como un hombre completamente aislado, al que es casi imposible sacar alguna palabra. Cayó en ese estado después de aquel otro mal paso que fue el reportaje que dio en Olivos para anunciar que renunciaba a la presidencia del Partido Justicialista y cedía el mando a Daniel Scioli. Lo mismos confidentes del gobierno encuentran allí un nuevo error: pasar la posta al gobernador, perdedor como él en la madre de todas las batallas que fue la que se libró en Buenos Aires, podía ser interpretado como otra mojada de oreja al peronismo, en particular, y a la sociedad, en general.
Así fue: El común de los ciudadanos dijo, al día siguiente, que se trataba de puro gatopardismo y que Kirchner sería, en realidad, quien seguiría manejando los hilos del partido; ahora, a través del dócil y diligente Scioli. Y los gobernadores peronistas, más los referentes provinciales que triunfaron en sus provincias por afuera de las estructuras partidarias o del apoyo de la Casa Rosada, han rechazado de plano, en sus conversaciones reservadas con el vicepresidente a cargo, sus pergaminos para mantenerse impoluto en ese sillón, como si nada hubiese ocurrido.
Hay quienes, sin embargo, pintan a otro Kirchner: silencioso, es cierto, y retraído, cuchichea, ante sus escasos visitantes, que cometen un grave error aquellos dirigentes de su partido que lo creen fuera de carrera. "Se equivocan los que dicen "a rey muerto rey puesto"; yo voy a dar batalla y voy a pelear la candidatura presidencial de 2011", desgranó, furioso, ante un secretario de Estado que lo visitó a mitad de semana.
Volvamos a Cristina. La presidente observa todo ese panorama desde otro prisma, dicen sus confidentes. Ella habría espetado a su esposo que, hasta ahora, se comportó como fiel soldado de la causa y que más de una vez avaló algunas políticas con las que estaba en desacuerdo. Pero ese tiempo se terminó con la derrota del 28 de junio. Ahora, buscaría armar un gobierno con perfil propio, decidida a gobernar los dos años y medio que le restan con marcada autonomía del poder central que emanó y todavía emana del santacruceño. Hay que decirlo: no es la primera vez que los voceros y confidentes del cristinismo alientan ese tipo de veleidades de la mandataria. Nunca cumplieron, porque todo siguió bajo la consigna del "doble comando" que imponía Kirchner. A fin de cuentas, cuando ella se presentaba en la campaña para presidente como la protagonista del cambio, por lo bajo se aseguraba a su lado que haría polvo más de medio gabinete de ministros y secretarios que había llegado a la gestión en 2003. La historia que siguió es bien conocida y la deja completamente desairada.
Si la presidenta planea un gobierno autónomo, la verdad es que no se nota. La designación del ex macrista y ahora devidista Juan Pablo Schiavi, en reemplazo del cuestionado Ricardo Jaime, al frente de la secretaría de Transporte es lo que parece: más de lo mismo. Para peor, el arranque que aseguran algunos de sus confidentes pareció tener horas atrás, cuando la vieron dispuesta a aceptar la renuncia verbal que le había entregado Guillermo Moreno, quedó en amagues. El impresentable secretario de Comercio sigue en su puesto y nada parece, por ahora, indicar que algo vaya a cambiar en su futuro cercano.
Hay, con todo, otra línea de estrategia, aunque, por ahora, no sea mucho más que trazos todavía demasiado gruesos, que abonaría aquella presunción de que, efectivamente, Cristina Fernández planearía pegar el salto hacia destinos menos atados a la irascibilidad constante de su esposo.
Moreno podría salir eyectado de su poltrona, pero en un plazo más largo que el que le desean sus enemigos de adentro y de afuera. Y entraría en un "paquete" de relevos e ingresos destinado a cumplir con aquel otro deseo de Cristina: parar en la cancha, para lo que le resta de mandato, un equipo de ministros y secretarios un poco más presentable y menos cuestionado, o menos ligado a las prácticas que llevaron al kirchnerismo a la peor derrota electoral de su historia.
Algunos, en el gobierno, hablan de un puñado de días, a lo sumo una semana, para que se conozcan novedades en ese sentido. En la Casa Rosada, sostienen, en cambio, que los relevos y designaciones para dar paso al nuevo elenco, con figuras menos expuestas y hasta con la llegada de extrapartidarios, habría que esperarlos para después del 20 de julio. Ese día, la presidenta asistirá a la Cumbre del Grupo de los Veinte que se realizará en los Estados Unidos. Al regreso de su encuentro con los líderes de los países desarrollados y algunos emergentes, como la Argentina, se conocerían las modificaciones. También se dice que, por el contrario, ella podría aterrizar en Pittsburgh, que es la ciudad norteamericana del encuentro donde será anfitrión Barak Obama, con esa señal destinada a frenar las críticas a un estilo de gestión (con su carga consiguiente de inseguridad jurídica, falta de reglas claras de juego y desaliento a las inversiones) que se le han formulado en Europa y en el poderoso país del Norte.
Entre las medidas para maquillar su gobierno, y con el tiempo se verá si es algo más que eso, la presidenta quiere nombrar un nuevo ministro de Economía, en reemplazo de un hombre eficiente, pero gris, como es Carlos Fernández. Antes que ninguna otra cosa, la estrategia persigue sugerir que también en este campo hay intentos de mostrar autonomía. Es decir, desalentar desde ese entonces la fundada suposición general de que, en todos estos años, el verdadero ministro de Economía ha sido Néstor Kirchner, sin importar quién haya estado sentado en el Palacio de Hacienda. Y sin que eso suponga, va de suyo, pretender que el santacruceño haya entendido alguna vez nada de economía.
De entre la ristra de apellidos que han circulado, en las últimas horas, para suceder a Fernández, algunos lisa y llanamente calificados por fuentes del cristinismo como "autopostulados", hay tres que están en carrera, para el paladar de la mandataria: Mario Blejer, Martín Redrado y Mercedes Marcó del Pont. Hay un primer dato que los ha unido, según se sabe, y que a la vez justificaría aquella decisión de sacarse de encima a Guillermo Moreno, no importa cuántas sean las presiones ni el lustre de sus defensores: cualquiera de ellos condiciona su desembarco en Economía, sin posibilidad de negociar, al despido del secretario de Comercio.
Otro dato: de aquellos tres anotados en la grilla, Blejer es quien se lleva los mejores elogios de la presidenta. Pero Moreno sigue y seguirá siendo una piedra en el camino. Deberá removerla, si quiere coronar con éxito la jugada.
Daniel Scioli, como Cristina Fernández, ha descubierto, ahora, que hay epidemia de gripe A en la Argentina. La presidenta no pudo evitar su recurrente estilo de alegre estudiantina para recomendar hasta cómo lavarse las manos o dejar de besarse, como si fuese una experta en el tema. El gobernador lo ha hecho por otros motivos. Deberá remontar la dura derrota del domingo y la percepción de que su devoción por los Kirchner casi terminó dictando el certificado de defunción a su candidatura presidencial de 2011.
Su dedicación a la atención de la epidemia fue paralela a su ejercicio de flamante presidente del PJ que le delegó el santacruceño. Aquí, el fracaso ha sido estrepitoso. Scioli escuchó todos los reproches que tenía que escuchar de gobernadores o jefes territoriales que ganaron, y no perdieron, como él, el 28 de junio. Consecuencia: Esta misma semana renunciará a su breve reinado y llamará a la creación de una comisión de Acción Política, para que se haga cargo de normalizar el partido y llamar a elecciones internas.
Confidentes cercanos a Scioli comentan que le han reprochado, algunos de sus hombres, lo que ya le reprochaban mucho antes de las elecciones: que tanto felpudismo con Kirchner lo iba a pagar caro, y, encima, aceptó que el ex presidente lo nombrara en el PJ, con lo que dejó no sólo la impresión de que sigue haciendo lo que Kirchner le ordena, sino que no entendió nada de lo que pasó con el resultado de las elecciones.
Por eso y para no terminar de rifar su candidatura de 2011 es que Scioli entregaría, esta semana, el partido a los gobernadores y se dedicaría a reconstruir su candidatura desde la gestión en la gobernación. Y no descartaban esos confidentes que, si así son las cosas, en algún momento también comience un despegue de Kirchner, aunque no del gobierno de Cristina, al que dice que va a defender aun pese a todas las críticas.

MARISA ALVAREZ

Los resultados de los comicios en la Provincia admiten múltiples lecturas. Desde el "perdimos por poquito" que leyó Néstor Kirchner, hasta la "contundente victoria" que leyó el ganador. En el medio, los bonaerenses dejaron con sus votos varios mensajes que deberían ser atendidos.
En el oficialismo explotaron las broncas y las desconfianzas. Y algo se quebró para siempre: la relación entre Kirchner y los dirigentes peronistas bonaerenses
Para la pelea mayor, nueve de cada diez bonaerenses votaron por la lista de Unión Pro que encabezaron Francisco De Narváez y Felipe Solá (3,6), la del Frente Justicialista que lideraron Néstor Kirchner y Daniel Scioli (3,1) y la del Acuerdo Cívico que postuló a Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín (2,1). Una primera lectura dice entonces que, efectivamente, el oficialismo perdió por poco, o si se prefiere, que De Narváez ganó por poco. Pero limitar la mirada a esos números sería peligroso.Kirchner ganó en sólo una de las ocho secciones electorales en que se divide la Provincia: la Tercera, que corresponde al sur del Conurbano, uno de los dos bastiones del peronismo. En el resto de las secciones -el otro bastión del PJ, en el norte y oeste del Conurbano; las cinco secciones del interior y la Octava (La Plata)- ganó De Narváez; y además, salvo en la Primera, en todas ellas la nómina del ex Presidente salió tercera, luego de la de Stolbizer.Pero si, como se preveía, fue durísima la derrota de Kirchner en el interior, su apuesta al Conurbano terminó en catástrofe. Allí, donde apenas un par de la treintena de intendentes no son peronistas o aliados al kirchnerismo, De Narváez se impuso en 12 municipios, frente a los 16 en los que ganó Kirchner. Algunas de esas victorias del empresario "impresionan": la de Tres de Febrero, el pago de Hugo Curto, por ejemplo. Tanto como "impresionan" las derrotas de Kirchner en Lanús, San Miguel o San Fernando. A las 10 de la noche del domingo, el referente de La Matanza, el vicegobernador Balestrini, le seguía prometiendo a Kirchner que ya llegarían los 20 puntos de diferencia que "darían vuelta" el resultado general: fueron 11 y no alcanzaron.Esos datos reflejan la solidez y extensión del triunfo de De Narváez y la dimensión de la derrota de Kirchner más allá de los 2,5 puntos de diferencia en el total general. Pero los bonaerenses dejaron también otros resultados y otros mensajes clave en los cuartos oscuros.Para la elección de legisladores provinciales ya no hubo hegemonía de Unión Pro ni derrota generalizada del oficialismo. El Frente Justicialista ganó en la Primera, la Tercera y la Octava; el Acuerdo Cívico en la Cuarta, la Sexta y la Séptima; y Unión Pro sólo en la Segunda y la Quinta. Y en la elección de concejales, las listas que respondían a los intendentes -fueran del PJ, radicales o vecinalistas- ganaron en la mayoría de los 134 distritos, destacándose las victorias de los intendentes peronistas del interior pese al conflicto con el campo.Los bonaerenses, en fin, ungieron con nitidez ganadores y perdedores, pero también repartieron sus votos en dosis equilibradas que determinaron un nuevo mapa político con un mayor reparto del poder en los ámbitos legislativos.Con estos resultados a la vista, en el oficialismo explotaron las broncas y las desconfianzas. Y algo se quebró para siempre: la relación entre Kirchner y los dirigentes peronistas, liderados por los intendentes, que lo acompañaron desde el 2003. Desde el domingo a la noche el ex Presidente cae varias veces al día en pozos de furia, en los que los acusa de traidores, por haber obtenido más votos que él. Los referentes distritales, en cambio, están convencidos de que la candidatura de Kirchner fue un contrapeso para sus listas municipales y por su culpa sus Concejos se poblarán de opositores.Ishii, el intendente de José C. Paz que, habiendo ganado con el 55% en un distrito en el que Kirchner cosechó 52%, montó una parodia de renuncia para "ir distrito por distrito a verles la cara a los que jugaron a dos puntas"; y D`Elía, que define a los dirigentes peronistas como "caudillos de un aparato tramposo, desleal y sin patria", representan por estas horas a Kirchner en estado puro. El ex Presidente rumia similares opiniones ante sus hombres de confianza, a quienes les dice que volverá a la transversalidad, imaginando alianzas con los dos dirigentes progresistas que hicieron buenas elecciones el domingo, el porteño Solanas y el bonaerense Sabbatella. Por su lado, los dirigentes descalificados no disimulan su bronca. Juran que ya no recibirán una sola orden política más de nadie. "Kirchner fue", dicen.No habrá por un tiempo, sin embargo, declaraciones públicas en ese sentido y mucho menos rupturas formales. Las dificultades financieras de los municipios y la necesidad de fondos nacionales para realizar las obras prometidas en la campaña condicionan los movimientos de los intendentes.En ese clima, los analistas ponen la lupa sobre el mayor fracaso de este proceso electoral: los candidatos testimoniales. Ni la incorporación de Scioli a la lista de Kirchner ni las de intendentes exitosos a las nóminas de legisladores provinciales -como la del marplatense Pulti en la Quinta y la de Eseverri en la Séptima- sirvieron para evitar duras derrotas. Creer que la gente podría votar una lista que no le simpatizaba por la mera participación en ella de un candidato que no era tal, implicó una subestimación de la gente. Y ahora, creer que algunos resultados se dieron porque los intendentes "mandaron" a cortar boleta a miles y miles de ciudadanos, es volver a subestimar a la ciudadanía; además de un peligroso error político.Desde la derrota, el gobierno de Scioli, en tanto, atraviesa días difíciles. La dirigencia peronista bonaerense lo quiere concentrado en la gestión y no comparte el rol de "reorganizador" que asumió en el PJ nacional. El Gobernador, por su lado, se propone reafirmar su gestión desde tres premisas: no comparte el reparto de culpas que se hace en Olivos; apelará al diálogo en una Legislatura en la que estará en minoría; y apoyará los pedidos de los intendentes por los fondos para terminar las obras públicas.